martes, 7 de septiembre de 2010

El intercambio de Silvia

En el año de 1986 en la ciudad de Córdoba Veracruz, nació una de las niñas mas tiernas que conocería jamás, mientras crecía era menuda, con bellos ojos profundos y una dulce sonrisa, era la más pequeña de cuatro hermanas, vivía alegremente con ellas y con sus dos padres, su vida era sencilla y común, pero sin embargo, una de las cosas que más la caracterizaban era su felicidad, esta niña se llamaba Silvia.
Todo iba como de costumbre, hasta que un día, ocurrieron una serie de eventos que Silvia no podía entender y tampoco nadie le quería explicar, tal vez por temor… o incluso por puro desgane, ella no lo sabía. Silvia, un día y se dio cuenta de algo que cambiaria el rumbo de su vida para siempre. Pues ese amor del que ella había sido testigo desde pequeña entre sus padres, se había esfumado para siempre, ya no quedaban sonrisas ni abrazos, en su lugar, quedaban peleas e insultos, sus padres ya no eran ni siquiera amigos, se habían convertido en los más grandes enemigos… Jamás volvió a disfrutar de su familia.
Cuando Silvia creció, siempre busco un modo de escaparse de esa realidad, siempre se saturaba de tareas u obligaciones, un día, su prima Lilia regreso de un viaje que había realizado a Brasil por un intercambio estudiantil, Lilia le enseño a Silvia muchas fotos y le conto todo lo que había vivido halla y lo diferente que era, así que ella se entusiasmo mucho por las experiencias tan hermosas que había vivido su prima, así que desde ese momento, su más grande anhelo se había vuelto encontrar una oportunidad para poder estudiar o conseguir una beca en otro país.
Le pregunto a su padre, si podía buscar oportunidades para irse, este, creyó que solo era una ilusión más de su hija, pero no se lo tomo muy enserio, pues pensó que debía de tener mucha suerte para poder conseguir una oportunidad, así que le dijo que ella contaba con su apoyo, pero que buscara la oportunidad, Silvia se ilusiono muchísimo ante la respuesta de su padre, así que puso todo su empeño buscando un lugar en el cual pudiera llegar a cumplir sus sueño y su más grande anhelo, se acerco a diversos grupos, hasta que un día, cuando Silvia tenía 16 años, al fin la aceptaron en un viaje de intercambio.
Estaba muy feliz, pero tenía que elegir a que país quería viajar, estaban como posibilidades Alemania, Filipinas, Canadá y Turquía, y después de investigar las culturas de todos, las costumbres y características generales, Silvia decidió que viajaría a Turquía, pues aparte de que se vio sumamente interesada en sus costumbres, su abuela era hija de un hombre libanes y un mujer turca, y ella siempre había querido aprender de esa cultura y descubrió que esta era realmente una oportunidad única para poder conocer más sobre ese lugar.
Ella estaba sumamente emocionada, y se dio cuenta y reflexiono realmente de lo que hacía hasta que despego el avión, comenzó a pensar acerca de a lo que iba, que iba a conocer culturas distintas, con diferentes costumbres y que tendría que cambiar su manera de vivir, no tenía idea de lo que le podía esperar halla…
Cuando llego al Turquía, reunieron a todos los estudiantes de intercambio con destino a ese país, y ahí descubrió que era la primera niña mexicana que viajaba a ese lugar en un intercambio estudiantil, y aun mas difícil, era la única de habla hispana, cuando comenzó a intentar tratar a sus compañeros, se dio cuenta de que todos venían de lugares como Bélgica, Francia, Canadá, etc. Por lo que le costó mucho trabajo intentar adaptarse, además de que se dio cuenta que en Turquía, los únicos dos idiomas que se entendían eran el ingles, del cual Silvia no sabía mucho, es más, casi nada, solo lo básico que te enseñan en la escuela, y el otro idioma era el Turco, y por tanto, si no sabía ingles, mucho menos iba a poder comunicarse en Turco…
Le asignaron una familia con la cual viviría durante los próximos dos años, a Silvia le costaba mucho darse a entender, y al parecer a la familia también le costaba trabajo entenderle, siempre intentaba buscar una manera mejor de comunicarse, por medio de dibujitos o señas, pero sin embargo a ella se le hacía muy pesado todo, desde algo como la comunicación, hasta la manera de comer y vivir.
Por lo tanto Silvia no podía comunicarme ni con sus mismos compañeros de grupo, así que eso a ella la hizo sentir muy insegura, pues muchas veces ni siquiera podía preguntar donde había un baño, las cosas se volvieron cada vez más complicadas para ella, hasta que un día, muy afligida, le llamo a su padre, exponiéndole lo sucedido, que debió de haber aprendido ingles antes de ir, le conto que nadie le tenía paciencia e incluso llego a pensar que había sido un error ir, pues extrañaba a sus hermanas, a su madre y que quería regresar. Su padre ante esto se llevo un gran disgusto, pues realmente pensaba que su hija iba dispuesta a todo, y le dijo que había sido su responsabilidad, que ella había elegido ir y que debía de cumplir con sus compromisos y aprender a solucionar las consecuencias de sus actos.
Silvia se quedo atónita ante la respuesta de su padre, hizo dramas, pero al fin de cuentas, se dio cuenta de que el tenia la razón, y que tenía un reto en frente que debía superar, no por falta de comunicación iba a arruinar su sueño, y ahí se dio cuenta, que nunca había percibido el valor de la comunicación, pues estaba acostumbrada a hablar con personas en el propio español, prueba de eso, que viajo a otro país sin ninguna preparación previa al idioma de ese lugar. Así que decidió ponerse las pilas y echarle ganas a todo, empezando por el idioma, se dedico a aprender el turco la mayor parte de su tiempo libre, con ayuda de la familia en la que estaba y de sus amigos turcos, le hecho muchísimas ganas y fue un esfuerzo doble al de los otros estudiantes, incluso, muchos de hechos admiraron su dedicación y se compadecieron y le ofrecieron su ayuda, enseñándole un poquito más de ingles, Silvia logro aprender muy bien el turco y mejoraba con los días.
Al estar próxima la fecha de regreso de ese país, le entregaron un reconocimiento por ser la alumna más destacada en cuanto al aprendizaje del idioma local, lo que fue una gran satisfacción para ella, además de que tanto ella, como su familia estaban orgullosos de sus logros, durante ese viaje aprendió muchísimas cosas importantes que pone en práctica siempre que viaja, además de tener la oportunidad de conocer amistades preciadas que perduran hasta el día de hoy.



Alarcón Ruiz Katia del Carmen